Cuando inició este año, lo declaré como el año de la sabrosura.
¡Uf, y qué sabroso ha estado!
Recuerdo que en ese momento me invadía la emoción del nuevo año con una dosis de intensidad propia y también generada por lo que estaba viviendo en ese momento de mi vida.
Para cerrar el 2015 -mi año de posibilidades infinitas-, durante el campamento en la Zona del Silencio, una chica me dijo que de acuerdo a la numerología, venía un año difícil para mí y que además se acentuaría porque el 2016 sería un gran cierre de ciclo para la humanidad. Debo confesar que esa sentencia estuvo muy presente durante mi año, pero también con la confianza de que viviría todo aquello que mi Ser pudiera soportar y que maravillosamente ya había elegido para mí.