13.2.17

Reflexión sobre la inclusión social

Hace unos días en mi trabajo, realizamos un evento en donde hicimos un experimento para sensibilizar sobre la inclusión social de las personas con discapacidad.

Unimos dos talleres, por un lado sobre discapacidad motora y por otro lado, sobre discapacidad visual.

La sensibilización de discapacidad motora, consiste en un reto en equipo: armar una silla de ruedas activa y probarla subiendo una rampa, todo en un lapso de 5 minutos. La silla que se arma se dona a una persona usuaria de silla de ruedas que ha pasado por un proceso que tiene por objetivo ofrecer herramientas para que desarrollen un proyecto de vida a partir de fortalecer sus potenciales y vivir con responsabilidad las condiciones de su discapacidad.
Dinámica de armado de sillas. Foto: Facebook de Grupo Altía.

Al mismo tiempo, contamos con la presencia del grupo de corredores ciegos, baja visión y guías Halcones, quienes compartieron generalidades sobre la discapacidad visual y la aportación que hacen a partir de promover el deporte con personas con discapacidad visual; la dinámica de este taller de sensibilización es que las personas sin discapacidad visual vivan la experiencia de realizar actividades con los ojos tapados.

Taller de sensibilización sobre discapacidad visual. Foto: Ulises U. / Halcones


¡Unimos los dos talleres en una sola dinámica!

¿Están listos? Foto: Gisela Casillas.


Teníamos 6 equipos, el reto fue armar la silla de ruedas pero un integrante de cada equipo tenía los ojos tapados y el resto tenían la responsabilidad de guiar a su compañero para incluirlo en la actividad. Uno de los equipos eran los Halcones: 1 persona con baja visión, 3 personas ciegas, 1 persona con discapacidad motora y 8 guías.

¿El resultado?

Equipo Halcones. Foto: Gisela Casillas.

  • Los Halcones fue el primer equipo que terminó. Los guías involucraron a las personas con discapacidad visual y armaron la silla JUNTOS.
  • Los otros 5 equipos, intentaron incluir a la persona sin discapacidad visual que tenía los ojos tapados o ellos mismo intervenían, algunas personas le describían la situación y buscaron incluirlos al equipo, sin embargo, no consiguieron la inclusión, se centraron más en cumplir con el objetivo final (armar la silla en menos tiempo).

Buena lección. Foto: Gisela Casillas.

Esta fue una gran enseñanza para mí, fue un claro ejemplo de inclusión social, a veces, sin darnos cuenta excluimos a las personas que tienen condiciones diferentes a las nuestras (cualquier tipo de diferencia) y en el caso de la discapacidad, la causa es la carencia de información.

Ya lo escribí alguna vez con lo que vivimos en Cinépolis, nos falta información para construir un mundo más incluyente; considero que este tipo de acciones suman a ese ideal, la ganancia estará en que al menos una sola persona de ese evento genere más empatía hacia las personas con alguna discapacidad para que no se integre a las personas sino que se les incluya de forma natural.

Sin duda alguna, esta experiencia ya se convirtió en un regalo muy bonito de mi 2017: año de la inspiración. Fan.