27.12.15

Narrativa de una visita a la Zona del Silencio

Para quien me conoce, sabe que uno de los lugares que más amo es Durango. Como dijera mi amiga Mariela:

"Quien sabe de dónde viene, sabe a dónde va"


Con mucho orgullo siempre hago saber que nací en tan hermoso lugar; rico en aspectos sociales, gastronómicos, culturales, artísticos y sobre todo, naturales. Los duranguenses somos afortunados de contar con paisajes intensamente contrastantes, por ejemplo, el desierto y la famosa Zona del Silencio. Sin duda, es un lugar obligado para conocer, yo me sorprendía de no haber visitado ese enigmático lugar antes, pero sabía que mi año de posibilidades infinitas, me traería grandes bendiciones como planear y disfrutar esta expedición.

Los hechos fueron estos: 
-según mi versión-

La idea.

Un buen día de trabajo dominical, platicando sobre mi querida tierra con David Cinta y Mu,  dos grandes Seres, se nos ocurrió organizar un viaje grupal a la Zona del Silencio, todo fue casual y una noche de octubre, ya estábamos detallando los pormenores del viaje con ayuda en la distancia de Aarón.

¡Allá vamos!


Se llegó la fecha.

24.12.15

Ciclistas urbanos: factores de cambio.

En enero del 2016 se cumplirán dos años de haber cambiado mi coche por la bici como vehículo principal de movilidad.

El viernes 18 de diciembre fue mi última ruta urbana que realicé en la Ciudad de México, pues al día siguiente, iniciaban mis vacaciones. Hice 12 kilómetros matutinos y 6 kilómetros vespertinos para cumplir con la rutina de costumbre. 



Creo que todo ese viernes reinó en mí la nostalgia, dentro de esa emoción, durante mis últimos pedaleos antes de llegar a casa, o como le decimos Mili y yo: nuestro imperio; surgió una plenitud muy intensa por el gusto de rodar y tuve la reminiscencia de miles de comentarios del tipo:

"Ayer iba manejando y llovía intensamente, vi a un ciclista y me acordé de ti; lo menos que pude hacer fue hacerle guardia hasta que nuestros caminos se separaron."
"Cuídate mucho, cada vez que veo a un ciclista me acuerdo de ti."
"Protégete bien, no falta un descuidado inconsciente que no respete a los ciclistas"
Me sentí muy afortunada de contar con personas que han cambiado su forma de ver a los ciclistas y que a partir del cariño que nos tenemos, sean más conscientes de su responsabilidad como automovilistas, motociclistas, ciclistas y/o peatones.

Estoy segura que este tipo de comentarios los gozamos todos los ciclistas, porque también hay quienes nos intentan convencer de que no tiene caso exponernos al riesgo de salir lastimados por seguir una tendencia. Empero, es de observarse que es así como los ciclistas urbanos construimos un factor de cambio a través de nuestras esferas sociales más cercanas para favorecer a la armonía de la movilidad. Estos comentarios al final de cuentas hacen realidad una gran cadena de respeto, porque al menos nuestros entornos más cercanos fomentan la tolerancia ante cualquier papel que asuman en sus traslados. 

Ahí fue cuando recordé que vale la pena disfrutar al máximo cada día que esté a bordo de la bici, haciendo lo mínimo: siendo respetuosa de las reglas de tránsito y transmitir mi alegría de rodar a las personas que están cerca de mí; lo demás se da por añadidura.

Declárome fan de los ciclistas urbanos y de quienes practican la tolerancia en la movilidad, sea cual sea su papel.