De los detalles

Hace unas semanas asistí al partido Necaxa VS Alacranes de Durango, recordé viejos años cuando iba a esos partidos de Fut Bol con mis hermanos y algunos amigos del grupo de la Iglesia (ACAN- Acción Católica de Adolescentes y Niños), era clásico, primero la reunión, luego largas retas de basket bol en el “jardincito” de la colonia o en el aro que está en mi casa (que ahora nadie usa), después comprar bolis en “el ranchito”, platicar y para finalizar caminar hasta el Estadio Francisco Zarco a ver jugar a los Alacranes y corear la porra venenosa.

¡Qué recuerdos! Sin duda los mejores momentos de mi adolescencia, personas que ya están lejos pero que se les guarda en la cajita del pensamiento con los mejores momentos.

Esta vez iba más por compromiso que por gusto, había mucho frío y no llevaba una chamarra adecuada para ese clima y mil pretextos que uno pone cuando no quiere hacer algo, nos encontraríamos con mis primos y compañía dentro del Estadio, había un montón de gente, ignoro si regularmente haya esa respuesta de audiencia, si es así me da gusto.

Yo no dejaba de hacer berrinche ahora que lo pienso era más por llamar la atención, pues en el fondo sabía que me divertiría con la emoción y afición del público siempre es lo mejor, no puse atención al partido, ni le entiendo, no soy fan y quien ganara estaba bien, al final creo que el marcador quedó 3 – 2 favor Necaxa.

Y como bien sabía ahí estaría el queridísimo y famosísimo Pancholín haciendo de las suyas, gritando sandeces, haciendo reír al público y animándolo a que apoyaran a los Alacranes.

Él y sus compinches me hicieron pasar el primer tiempo más agradable, yo estaba muy entretenida observando o más bien disfrutando esa interacción, hasta que un trío de niños captó mi atención, estaban justo frente a nosotros.

Parecía que van con sus padres cada fin de semana, pues sabían cosas muy específicas de los jugadores y los marcadores anteriores, lo que más me llamó la atención fue la dinámica de conversación que marcaban, fue interesantísimo estar ahí, escuchándolos.

Primero noté la presencia de camaradería, esos niños tendrán alrededor de 10 o 12 años, compraron frituras y luego compartían, compraron dulces y luego compartían, compraron agua y luego uno de ellos dijo: “El agua no debe venderse, es un recurso natural, debe ser gratis”

Ese niño es... pro.

Luego empezaron hacer comentarios de los niños de Haití, “imagínate un niño de Haití como desearía un vaso con agua limpia”, ¡ouu! las noticias internacionales también las comentan los más chicos.

Después llegaron unas niñas que seguramente las conocían de antes y sus papás deben de ser amigos, empezaron a coquetear inocentemente, ese fue otro comportamiento interesante, a pesar de que empleaban vocabulario inadecuado para su edad se percibía su inocencia y también la inquietud por despertar al mundo que les aguarda pero que más bien ya están viviendo.

Hacían bromas muy cómicas, recuerdo una pero esa no la puedo explicar, luego enredaré las cosas y no me daré a entender, mejor así lo dejo. Últimamente he estado enfocada a las estrategias de comercialización para el sector niños, estos chaparros me hicieron acordar que el reto es muy grande, su mente es mayor a mi microcosmos, espero poder hacer algo bueno al respecto. Hoy me está visitando la Fe, ¡Bienvenida!

A pesar de lo mal que la estemos pasando, siempre habrá algo rescatable, algo que te haga reír y ser feliz, esa vez hice por ser feliz y me encontré con estos detalles que me hicieron hacerme fan de estos tres niños inquietos.

Fue un momento agradable, aunque en otras condiciones tal vez hubiese sido mucho mejor.

Como sea… declárome fan de esos niños, qué bien que el camino me llevó a ellos, aunque jamás lo sabrán y últimamente me fijo en lo que la gente nunca sabrá.

Cabe mencionar que ahí me encontré a Mr. Sifter, el tridal líder más que su fan soy su súbdita jajaja y ¡él es fan Necaxa!