17.2.09

Capítulo sesenta y ocho:


"Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpaso en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balpamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias."




No debo decir más... Declárome fan de... ¡Rayuela, capítulos 68!




¡Evohé! ¡Evohé!

10.2.09

El lugar encantado.


¡Adoro Durango! Y creo que lo quiero más porque a la mayoría de sus habitantes y visitantes lo encuentran aburrido, antiestético, sin identidad, sin trascendencia, que es un ranchito sin chiste y miles de malos atributos que lo hacen... ¡único!

Yo siempre he creído que Durango tiene una belleza oculta y muy pocos la han apreciado o entendido. Hay lugares, gente, historias, personajes y condiciones naturales que le dan vida a la vida... Que hacen entender qué es ¡DU - RAN - GO!

Y hoy les voy a poner un ejemplo; ya que estamos en el mes de los amigos y amigas, de los queridos y queridas, de los amigovios y amigovias, de los enamorados y enamoradas... bueno ya me entendieron....

Hay un lugar perfecto para dar una caminata maratónica y sentirse querido por tu acompañante o acompañantes, un lugar que puede ser cómplice de la más romántica historia, del mejor pacto amistoso, del mejor primer beso; un lugar perfecto para pedir matrimonio, para hacer una tregua o para odiarte a muerte. (Claro, no debe faltar el opuesto para hacer la armonía)

Es un lugar lleno de historias, es un lugar que te abraza el alma, es el lugar que te mira tal como eres (en caso de que gustes de la soledad), un lugar que no esconde el pasado y te aclara el futuro... Es un lugar antigüo y todos los durangueños conocemos más de una leyenda o historia familiar respecto a ese espacio.

Sí... es la arbolada más hermosa que hay en la República, la que ves claramente desde el mirador y la que de cerca ves las cicatrices de todos los que han pasado por ahí, esos árboles añejos donde puedes tomar fotografías únicas y esas especies que habitan en ellos son especiales también... hasta los pájaros carpinteros son diferentes en este lugar.

Durangueños, ¿ya saben cuál es?... Estimados lectores ¿ya quieren saber el nombre del lugar?...Alguna vez tienen que enamorarse en... Las Alamedas o Las Moreras (si tiene dos nombre conocidos jeje)

Hoy en estado romántico (ajá..)... declárome fan de... ¡Las Moreras!

¡Ah que ya se les antojó echar la paseada por ahí! ¿Si o no?... Es mejor si inicias el trayecto desde la Biblioteca, ves la exposición de fósiles y luego retomas hasta llegar a la plazuela, ¡si!... llegas hasta la plazuela para que cierres callendo a la realidad con el folklor mexicano jeje.